Hace unos días, la prestigiosa revista internacional de viajes CONDE NAST TRAVELER en su edición de España nos entrevistaron como punto alternativo a la gastronomía tradicional de Frigiliana.
Junto con las maravillosas fotos de Nacho Sánchez os dejamos sus palabras para que os animéis a visitar y conocer nuestro pueblo, su entorno y su gastronomía que os aseguro no os defraudará.
A los pies de un Parque Natural y a escasos kilómetros del Mediterráneo se levanta Frigiliana, el único pueblo de la provincia de Málaga incluido entre los más bellos de España. Nos adentramos en sus callejuelas para disfrutar de su gastronomía, conocer su artesanía, visitar lugares únicos y, quizás, quedarnos a vivir allí. Te tentamos para que te vengas con nosotros.
Charo y Javier quisieron abandonar el ajetreo, el estrés y la vida de Madrid. Estaban cansados y, sabían, había otras opciones vitales. Ella es de Sevilla y él, medio suizo medio de La Mancha. Acabaron en Frigiliana: ella había conocido el pueblo durante un viaje con sus amigas y supo que allí podría vivir. Hoy son los responsables de una de las mejores cervezas artesanales de Andalucía, La Axarca, con un aroma a mango que la hace más que apetitosa. La ofrecen en botella y barril en un curioso lugar: La Domadora y el león, un garaje reconvertido en meca cervecera.
Además de la suya, cuentan con las mejores cervezas artesanales de Málaga y más de 200 referencias nacionales, así como unas cuantas internacionales, ya que también se han convertido en distribuidores. Así que es buen lugar para descubrir propuestas como Destraperlo, Dos Mares, Bonvivant o Black Soul. E incluso acaban de sacar al mercado una increíble mermelada de cerveza, que marida a la perfección con un buen queso de cabra malagueña. Ellos están enamorados de Frigiliana por su clima, sus bonitas calles, su cercanía a la playa, la ubicación a los pies de la sierra, su historia y su toque cosmopolita. Son los mismos ingredientes que te harán querer quedarte a vivir cuando pases por este alucinante pueblo de la comarca de la Axarquía, en Málaga. El único de la provincia incluido en el listado de pueblos más bonitos de España.
Frigiliana es una pequeña ONU: un tercio de sus tres mil habitantes son extranjeros de hasta una veintena de nacionalidades. Un buen ejemplo es que el churrero del pueblo, Alexis, es cubano (y todo un espectáculo verle fabricar y vender unos excelentes churros que apetecen hasta en verano). La riqueza cultural da cierto aire cosmopolita al pueblo y se siente perfectamente mientras pides tus cervezas en el garaje de La Axarca: la mayor parte de clientes son extranjeros.
Se nota aún más cuando se pasea por las callejuelas de la localidad, donde apenas se escucha hablar español y sí mucho inglés o alemán. Caminar allí es un placer. Todo parece nuevo, como si hubieran abierto ayer el pueblo: calles absolutamente limpias, casas recién blanqueadas y miles de macetas coloreando cualquier rincón. Parece que los vecino se ponen de acuerdo hasta para usar cada uno una diferente tonalidad de verde o azul para pintar sus puertas y ventanas, lo que crea un contraste precioso con las blanquísimas fachadas. Por ello, no será raro que pases por una casa tan bonita que te haga llamar a la puerta para ver si te adoptan.
Si decides seguir el camino, encontrarás rincones escondidos, pequeños pasajes donde la sombra juega con los volúmenes, cuestas sacadas de otras épocas y sorpresas en callejones por los que parece no se puede pasar, como la que supone encontrarse con una sencilla pero bonita fuente que recoge los símbolos cristianos, árabes y judíos, la esencia de Frigiliana.
Las sinuosas callejuelas están salpicadas de pequeñas tiendas de artesanía dedicadas al esparto, arcilla, cristal, lana o a los productos locales, así como bares donde refrescarse del calor veraniego. En algunos te permitirán pagar en Axarcos, la moneda local de la comarca. Pero, si no tienes, no pasa nada: también aceptan euros. La estrella gastronómica de Frigiliana es la miel de caña: el imponente antiguo ingenio de Nuestra Señora del Carmen ocupa buena parte de la estampa principal del pueblo. Se trata de la única fábrica de miel de caña de toda Europa y se vende en cada rincón del municipio y, prácticamente, de la provincia.
Le sigue el mango, que crece en los alrededores y que allí han sabido adaptar a la gastronomía local en multitud de formas, de licor a mermelada, como las que elabora María Dolores Rodríguez bajo la denominación de Esencia de Frigiliana. Además, destacan sus propuestas como Batata cocida en miel de caña o Chutney de níspero con especias. Aunque para variedades las de Chocolates Artesanos Frigiliana: con chile, sal, miel de caña, aceite de oliva, stevia, plátano… Su mínimo de cacao es del 70 por ciento y en su tienda de calle Real puedes, además, aprender mucho sobre la recogida del cacao y la elaboración de chocolates. A su lado se encuentra Faes, un pequeño local donde ponen las mejores tartas de queso del pueblo, además de tés y cafés helados que hacen las delicias de muchos de los extranjeros cuya piel se torna roja con los primeros rayos de sol.
Los escalones, cuestas y ganas de bichear por cualquier rincón hacen que el hambre entre rápidamente cuando se visita este pueblo. Opciones hay para todos los gustos: desde pequeños locales como Al Fuente, regentado por una familia holandesa; hasta la El Lagar, donde poder degustar productos locales junto a un buen vino de Frigiliana. Cerca de la iglesia de San Antonio de Padua, La Bodeguilla es uno de los lugares más tradicionales, con propuestas básicamente caseras, una pequeña terraza con preciosas vistas y un secreto: hay que adentrarse por el callejón de la iglesia para descubrir una minúscula plaza repleta de vegetación y unas cuantas mesas con manteles azules. Aunque el restaurante abre casi todo el día, en ese edén escondido sólo sirven cenas en verano (al mediodía el sol es traicionero) y, sin duda, la experiencia merece la pena.
Como también acercarse hasta la pequeña pero acogedora terraza de El Adarve, otro de los mejores restaurantes del municipio. Lo gestiona Juan Carlos Cerezo y allí podrás probar algunos de los mejores bocados de tu paso por Frigiliana. Cous cous de cordero o Gulash de ternera son dos interesantísimos platos para alucinar, pero también una refrescante porra antequerana, un cordero a la miel con hierbabuena, presa ibérica con salsa de frutos del bosque, patita de cabrito lechal al horno o varios sabrosísimos platos de pasta; además, por supuesto, unas berenjenas fritas con miel de caña. Cuentan con una variada carta de vinos y un buen abanico de cervezas artesanales como La Socarrada, Rosita Ivory o Kettal Fanega, además de La Axarca.
A apenas unos metros, el restaurante The Garden cuenta con un amplio salón acristalado y mesas al aire libre con preciosas vistas al pueblo y el mar Mediterráneo. Su carta es toda apetitosa: Cordero a la brasa con humus, babaganoush y pan árabe; Curry de remolacha con leche de coco y regaliz servido con pan, yogurt y chutney casero; Queso de cabra a la plancha con confit de cebolla y miel de caña… así como otras propuestas de ensaladas, pescados y deliciosos postres.
En verano el calor aprieta en Frigiliana, pero su cercanía al Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama hace que, de vez en cuando, aparezcan nubes que apaciguan el sol pero no te dejan sin planes: se quedan ahí y no llegan a la costa. Así podrás disfrutar de un refrescante baño en las playas de Nerja y, sobre todo, en los acantilados de Maro, donde se encuentran una serie de calitas llenas de vida natural entre aguas turquesas y transparentes, toda una rareza en la costa malagueña. Para los amantes del agua dulce, otra opción es refrescarse en el río Higuerón, una de las rutas fluviales más interesantes de toda la provincia de Málaga.
El paseo comienza entre aguacates y mangos para continuar por más tarde entre adelfas, madreselvas, pinos y palmitos por el corazón del parque natural. Parte desde el propio centro del pueblo, en un camino bien indicado junto al cuartel de la Guardia Civil para continuar después por el propio cauce del río hasta la llamada poza de Batán: una balsa de agua con aguas turquesas donde, eso sí, el baño está prohibido. No hay que desesperar, ya que unos minutos después, diversas pozas de agua refrescante son la mejor recompensa. Y, al contrario del cercano río Chíllar (que en verano hay días que parece una procesión),esta ruta es mucho más tranquila. Así que, igual, sólo te cruzarás con pequeños grupos de cabras montés, fáciles de ver en esta sierra.
También es reveladora la excursión a El Acebuchal, que se encuentra en la carretera que une Frigiliana con Cómpeta, otro de los preciosos pueblos blancos de la Axarquía. Es una vieja aldea que fue desalojada por la Guardia Civil en los años 40 del siglo XX y que ha sido recientemente restaurada.
Hoy es un grupo casitas de ensueño enmarcadas por un denso pinar donde es fácil ver corretear a las ardillas entre sus ramas y magníficos ejemplares de cabra montés camuflados entre los troncos. Algunas casas se alquilan (cuentan con dos piscinas, una cubierta y otra al aire libre) y el entorno es alucinante, por lo que este lugar al que no llega la cobertura telefónica se convierte en un estupendo espacio para la desconexión vacacional en cualquier momento del año.
De allí también parte alguna ruta senderista que permite ver las ruinas de las antiguas ventas que daban servicio a los viajeros que iban hasta Granada o la que lleva hasta el indomable pico del Cisne, sólo apta para montañeros atrevidos y experimentados. Si lo tuyo no es el deporte, no te preocupes: el viaje hasta El Acebuchal te permitirá disfrutar de uno de los mejores restaurantes de Frigiliana. Tiene el mismo nombre que la aldea y allí prácticamente todo es casero: desde el pan que se hornea cada mañana (con romero, aceitunas negras o cerveza negra, según el día) hasta los productos de la huerta familiar o los alucinantes postres. La venta la regenta la familia García Sánchez, responsable también de la rehabilitación del poblado entre los años 1998 a 2005 respetando la arquitectura original tomando como modelo fotografías antiguas –muchas de ellas, colgadas en en salón de comidas- y el conocimiento de los lugareños.
Fue entonces cuando también abrieron el restaurante, donde puedes probar carnes de caza, estupendos potajes y propuestas como unos Huevos a la flamenca, todo con ciertos toques morunos con el uso de especias o almendra frita. Cada día ofrecen, además, un plato especial fuera de carta: este verano han apostado por propuestas como una sopa de melón con crujiente de jamón con hierbabuena o pollo ecológico con champiñones, shitaki y bacon. Lo puedes degustar en su pequeño comedor o en sus diversas terrazas. Cuentan además con un buen número de estupendos vinos y, por supuesto, La Axarca.
Allí, precisamente, probó esta cerveza Manu Chao, que el año pasado pasó por El Acebuchal antes de actuar en el Festival 3 Culturas, que en esta ocasión se celebra entre los próximos 24 y el 28 de agosto. Una excusa perfecta para visitar Frigiliana donde todo el pueblo y miles de visitantes se echan a la calle para disfrutar de un mercado medieval, exposiciones, actuaciones y conciertos.
La programación musical busca siempre grupos que unan las tres culturas y, para este verano, acudirán al pueblo bandas como los portugueses Kumpania Algazarra o los rumanos Fanfare Ciocarlia, que con su música pondrán patas arriba al festival. También pasará por allí la compañía de circo granadina Vaivén y, además, habrá multitud de propuestas gastronómicas y se prevén servir hasta 25.000 tapas en cuatro días. Un argumento más para visitar (o irte a vivir) a Frigiliana. ¿Te quedas con nosotros?